lunes, 22 de julio de 2013
PRESENTO SU LIBRO GUSTAVO GONZALEZ: "ANALISIS ELECTORAL DE LA PROVINCIA DE BS AS"
La boleta única en la provincia de Buenos Aires. Un debate insólitamente postergado.
Las dos primeras décadas en las que se recuperó la democracia en Argentina, el tema central en las jornadas de ciencia política y de derecho era la permanencia y la consolidación de la democracia. Casi toda la teoría y la propia praxis estaban destinadas a preservar la estabilidad democrática, habida cuenta que el último presidente que había completado su mandato fue Juan Domingo Perón en su primera presidencia.
Pasado 30 años de aquella recuperación institucional de 1983 y con la consolidación lograda, se torna imperioso fortalecer la calidad de las instituciones democráticas.
Resulta sorprendente para cualquier veedor electoral externo que en la Argentina se continúe votando con el sistema de boletas “sábana” confeccionadas por los partidos políticos. No existe motivo racional, ni material alguno que impida efectivizar el sufragio mediante boleta única, excepto que el partido de gobierno es un beneficiario directo del actual sistema de presentación de boletas.
En la provincia de Buenos Aires hay un total de 11.400.000 electores, cada partido político[2] suele duplicar la impresión en cantidad de boletas, es decir que cada dos años los partidos políticos en la provincia de Buenos Aires imprimen un total aproximado de 200 millones de boletas. Esto significa un gasto descomunal para los partidos políticos, para el Estado y un negocio para pocos. Por supuesto paraa los partidos políticos menores, este gasto actúa como elemento a evaluar en la presentación de listas. La mayor cantidad de esas boletas terminan apiladas o quemadas en locales partidarios, o en el mejor de los casos van a una planta recicladora. Sólo el 5% de las boletas impresas terminan depositadas en las urnas, siendo votos efectivos. Si se implementara la boleta única el 100% de las boletas impresas terminarían en la urna porque se hace una por elector. Es decir que en términos económicos y ecológicos, la boleta única representa una inversión mucho menor.
En términos políticos, el día de la elección en la provincia de Buenos Aires está muy lejos de tener una óptima calidad democrática. Al abrir las mesas de votación un tercio de los partidos políticos no tienen presencia en los cuartos oscuros porque sus boletas no llegan al presidente de mesa, es decir, que la autoridad de la mesa de votación inicia el proceso electoral con una menor cantidad de boletas. Y a pocas horas de empezar a votar (en particular en el conurbano bonaerense) la mitad de las boletas de los partidos políticos menores “desaparecen” de los centros de votación.
Téngase presente que cada partido político debe disponer de 40.000 fiscales de mesa y una logística especial para poder garantizar la limpieza electoral en toda la provincia. Con la boleta única no se necesitaría tanta presión en la fiscalización, ya que la boleta la otorga el presidente de mesa y está garantizada la posibilidad de ser votado, todos los partidos políticos. Es decir, todos los partidos políticos se garantizarían tener la posibilidad de ser votado en toda la jornada electoral.
Un tercer factor a tener en cuenta es que el recuento de votos se realiza de manera más práctica y sencilla en un sistema de boleta única.
En resumen, si la implementación de la boleta única tiene beneficios en la calidad democrática, reduce los costos, quita presión a los fiscales y simplifica la logística electoral para los partidos políticos, sólo resta acotar, que el retraso en su implementación sólo es entendible en el marco de los beneficiarios políticos y económicos de este vetusto sistema de votación que se utiliza en Argentina. Esta cuenta pendiente al quedar en manos de los legisladores de la provincia, que en muchos casos se ven beneficiados por este, su posibilidad parece ser lejana. Por ello, si parte de la ciudadanía logra incorporar este tema en la agenda pública y ejerce presión a las autoridades, es difícil poder perder en un debate racional, cuando lo que se obtendría de su aplicación sería beneficioso y no se divisa ningún efecto colateral.
[1] Lic. en Ciencia Política (UBA). Especialista en Sistemas Electorales. Profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA), de la Universidad del Salvador (USAL) y de la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Autor de varios artículos en revistas especializadas sobre Partidos Políticos y Sistemas Electorales. Autor de entre otros el libro “Análisis Electoral de la provincia de buenos Aires. Elecciones y partidos políticos en la provincia de Buenos Aires. Estudio de caso de la primera experiencia de las PASO en la provincia del año 2011”.
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lunes, 22 de julio de 2013
PRESENTO SU LIBRO GUSTAVO GONZALEZ: "ANALISIS ELECTORAL DE LA PROVINCIA DE BS AS"
La boleta única en la provincia de Buenos Aires. Un debate insólitamente postergado.
Las dos primeras décadas en las que se recuperó la democracia en Argentina, el tema central en las jornadas de ciencia política y de derecho era la permanencia y la consolidación de la democracia. Casi toda la teoría y la propia praxis estaban destinadas a preservar la estabilidad democrática, habida cuenta que el último presidente que había completado su mandato fue Juan Domingo Perón en su primera presidencia.
Pasado 30 años de aquella recuperación institucional de 1983 y con la consolidación lograda, se torna imperioso fortalecer la calidad de las instituciones democráticas.
Resulta sorprendente para cualquier veedor electoral externo que en la Argentina se continúe votando con el sistema de boletas “sábana” confeccionadas por los partidos políticos. No existe motivo racional, ni material alguno que impida efectivizar el sufragio mediante boleta única, excepto que el partido de gobierno es un beneficiario directo del actual sistema de presentación de boletas.
En la provincia de Buenos Aires hay un total de 11.400.000 electores, cada partido político[2] suele duplicar la impresión en cantidad de boletas, es decir que cada dos años los partidos políticos en la provincia de Buenos Aires imprimen un total aproximado de 200 millones de boletas. Esto significa un gasto descomunal para los partidos políticos, para el Estado y un negocio para pocos. Por supuesto paraa los partidos políticos menores, este gasto actúa como elemento a evaluar en la presentación de listas. La mayor cantidad de esas boletas terminan apiladas o quemadas en locales partidarios, o en el mejor de los casos van a una planta recicladora. Sólo el 5% de las boletas impresas terminan depositadas en las urnas, siendo votos efectivos. Si se implementara la boleta única el 100% de las boletas impresas terminarían en la urna porque se hace una por elector. Es decir que en términos económicos y ecológicos, la boleta única representa una inversión mucho menor.
En términos políticos, el día de la elección en la provincia de Buenos Aires está muy lejos de tener una óptima calidad democrática. Al abrir las mesas de votación un tercio de los partidos políticos no tienen presencia en los cuartos oscuros porque sus boletas no llegan al presidente de mesa, es decir, que la autoridad de la mesa de votación inicia el proceso electoral con una menor cantidad de boletas. Y a pocas horas de empezar a votar (en particular en el conurbano bonaerense) la mitad de las boletas de los partidos políticos menores “desaparecen” de los centros de votación.
Téngase presente que cada partido político debe disponer de 40.000 fiscales de mesa y una logística especial para poder garantizar la limpieza electoral en toda la provincia. Con la boleta única no se necesitaría tanta presión en la fiscalización, ya que la boleta la otorga el presidente de mesa y está garantizada la posibilidad de ser votado, todos los partidos políticos. Es decir, todos los partidos políticos se garantizarían tener la posibilidad de ser votado en toda la jornada electoral.
Un tercer factor a tener en cuenta es que el recuento de votos se realiza de manera más práctica y sencilla en un sistema de boleta única.
En resumen, si la implementación de la boleta única tiene beneficios en la calidad democrática, reduce los costos, quita presión a los fiscales y simplifica la logística electoral para los partidos políticos, sólo resta acotar, que el retraso en su implementación sólo es entendible en el marco de los beneficiarios políticos y económicos de este vetusto sistema de votación que se utiliza en Argentina. Esta cuenta pendiente al quedar en manos de los legisladores de la provincia, que en muchos casos se ven beneficiados por este, su posibilidad parece ser lejana. Por ello, si parte de la ciudadanía logra incorporar este tema en la agenda pública y ejerce presión a las autoridades, es difícil poder perder en un debate racional, cuando lo que se obtendría de su aplicación sería beneficioso y no se divisa ningún efecto colateral.
[1] Lic. en Ciencia Política (UBA). Especialista en Sistemas Electorales. Profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA), de la Universidad del Salvador (USAL) y de la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Autor de varios artículos en revistas especializadas sobre Partidos Políticos y Sistemas Electorales. Autor de entre otros el libro “Análisis Electoral de la provincia de buenos Aires. Elecciones y partidos políticos en la provincia de Buenos Aires. Estudio de caso de la primera experiencia de las PASO en la provincia del año 2011”.
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